domingo, 21 de junio de 2015

El japonés que buscaba confianza en si mismo

En los años 90, cuando (os acordáis?) la música se compraba en CDs que vendían en tiendas de discos (!!). Un día, rebuscando, encontré un CD muy extraño. En la portada aparecía un hombre en algún lugar que parecía la Antártida, medio tumbado por el viento, e intentando sujetar las banderas de una supuesta expedición polar. No era una portada típica de un CD. Aún así, los músicos eran conocidos (como mínimo para mí...). Un conjunto de músicos se había unido para hacer un disco de homenaje a un explorador japonés. Ya conocéis mi nivel (bastante elevado) de frikismo, o sea que, evidentemente, me compré ese CD. El librito contaba la vida de un japonés bajito que había realizado expediciones por todo el mundo. Y decidí averiguar más cosas de aquel hombre.



En plena 2ª Guerra Mundial, en 1941, nacía en el pueblo de Hidaka, en Japón el séptimo hijo de los señores Uemura, un niño al que llamaron Naomi (si, si, Naomi es nombre de niño). Durante su infancia y juventud, Naomi se mostró siempre como un niño tímido, discreto, poco dotado para los deportes y que no destacaba en nada. Una mediocridad, vaya.Pese a las notas justitas de su currículum académico, Naomi consiguió matricularse en la Universidad de Tokio para estudiar ingeniería agrónoma. Eran unos estudios ideales para su carácter y su amor por la naturaleza y, más aún, si tenemos en cuenta que había crecido en una granja. Pero Naomi seguía siendo muy reservado, tímido e inseguro de sí mismo. Hasta que alguien tuvo la brillante idea de recomendarle la práctica del montañismo. Naomi descubrió que le encantaba la montaña. Pero no una disciplina en concreto, sino la montaña en general. Comenzó simplemente caminando por la montaña y vagando por el bosque y poco a poco se fue sintiendo atraído también por la escalada o la alta montaña.


Rápidamente la adicción se apoderó de él. La montaña y la aventura eran su droga, y necesitaba dosis muy elevadas. Apenas terminada la carrera universitaria, y con sólo 110 dólares en el bolsillo, viajó a Estados Unidos con la idea de trabajar un tiempo y poder ahorrar suficiente dinero para escalar los Alpes. Corría el año 1964 y, cuando apareció en los Alpes franceses, en Chamonix, no se puede decir que tuviera muchas más dinero que los 110 dólares con los que había ido a los Estado Unidos a "hacer fortuna". No conocía a nadie, prácticamente no hablaba una palabra ni de inglés ni francés y, lo único que se le ocurrió, fue plantar su tienda al lado de la estación del teleférico que sube a la Aguille du Midi .Su situación económica le obligó a hacer ascensiones en solitario y, al intentar subir el Mont Blanc, estuvo a punto de morir al caer dentro de una grieta. La mochila que llevaba le salvó y pudo salir de la grieta con sólo un gran susto. Pero ya nada le podía detener. Al cabo de unos meses consiguió su primer trabajo en los Alpes; aunque no era muy buen esquiador, lo contrataron como guía de montaña en un Club de deportes de invierno. Esto le permitió ganar un dinero con el que podría comprar material de montaña y afrontar ascensiones sin parecer un "sin techo".


A partir de ahí, comenzó a hacerse un nombre. Le encantaba hacer ascensiones en solitario y cada vez más complicadas: el Kilimanjaro (Tanzania), el Aconcagua (Andes Argentinos) o los casi 8.000m del Ngozumpa Kang o el Cho Oyu (Himalaya). Aunque prefirió las expediciones en solitario, no rehusaba integrarse en expediciones, en las que asumía un papel más gregario. Nadie sentía nunca ninguna queja de Naomi. Si le tocaba subir material para otro montañero, lo hacía con una sonrisa en la boca. Si había que hacer trabajo físico o abrir vías para los demás, Naomi era el primero en hacerlo.



En cinco años, pasó de no tener ni donde dormir en los Alpes franceses, a ser reclutado para grandes expediciones. Así, en 1969, le invitaron a formar parte de una expedición japonesa de exploración de la vertiente suroeste del Everest. Era una expedición sólo "de inspección"; había que prepararlo todo bien y estudiar las posibles vías para poder llevar un japonés a la cima. Así, el año siguiente, concretamente el 11 de mayo de 1970, Naomi Uemura y Teruo Matsuura se convertían en los primeros japoneses en coronar el Everest.



Ese mismo año, Naomi se va a Alaska y sube en solitario el McKinley, conocido ahora como Monte Denali. Y de este modo Naomi Uemura se convierte en el primer hombre en subir los picos más elevados de cada continente. El año siguiente, en 1971, en Naomi Uemura ya es uno de los nombres de moda en el alpinismo internacional y se le invita, junto con otro japonés, a integrarse en una expedición que intenta subir el Everest por primera vez por la vertiente Suroeste y la arista oeste; la zona que en 1969 los japoneses habían explorado. La expedición es un fracaso; no logran los objetivos y el mal rollo predomina en la expedición. Naomi Uemura y su compañero, Reizo Ito, son relegados a tareas de apoyo y se les dice claramente que no podrán coronar la cumbre. Sin embargo, siguiendo el espíritu de Naomi, hacen un trabajo incansable subiendo y bajando material, y preparando vías para las "estrellas" de la expedición, Haston y Whillans que, aún así, fracasan estrepitosamente. Aunque los dos japoneses no se quejaron ni protestaron en ningún momento, Naomi ya tenía muy claro que, a partir de ese momento, todas las expediciones las haría en solitario. Además, el alpinismo se le había hecho demasiado pequeño!


En la década de los 70, las expediciones, cada vez más osadas, se sucedieron sin cesar. En el Ártico, Naomi Uemura hizo 12.000km en trineo de perros, desde Groenlandia hasta Kotzebue, en Alaska. Convivió con los Inuit y se hiz el muerto ante un oso polar que se encaprichó del contenido que había en el interior de su tienda de dormir. Tuvo que soportar temperaturas de hasta -50º o espabilarse cuando se encontró aislado sobre un iceberg a la deriva con sus perros; nada, un paseo de 18 meses! También por aquella época hizo una "escapadita" subiendo en solitario (como siempre), y en sólo 3 días, el Aconcagua. Era un nuevo récord mundial en el ascenso de la cima de los Andes! 6.000km en balsa por el Amazonas o ser el primero en llegar en solitario al Polo Norte fueron otros de los logros conseguidos aquella década.



Y ya en los años 80, continuó con sus expediciones, volviendo a navegar el Amazonas pero ahora en canoa y hasta la desembocadura; cruzando el desierto del Sahara, siempre en solitario. Todo esto lo acompañaba de una actividad frenética de divulgación, de la naturaleza y de sus expediciones, especialmente orientada a los niños. En Japón se hicieron muy famosos los libros de aventuras que escribía para niños. De hecho, aunque en Occidente sea, ahora, casi un desconocido, en Japón sigue siendo un venerado héroe nacional.



En 1984 se propuso volver a escalar el Denali, en Alaska. Pero ahora quería hacerlo estableciendo un nuevo récord de ascensión. Subir en sólo 2 días y volver a bajar en 2 días más. El 13 de febrero avisó por radio que había alcanzado la cima en el tiempo previsto. Ya de bajada, sabiendo que algunos amigos lo podían ver con los prismáticos, hizo señales con los brazos desde un punto visible cerca de la cima. Durante los siguientes días no hubo más noticias de él. Doug Getting, uno de los pilotos de avioneta que lo conocía y le había ayudado a transportar material explicó:- "Si se tratase de otro, al cabo de un día de no tener señales de él, habríamos enviado un equipo de rescate. Pero con Naomi no era necesario. Era imposible que le pasara nada. Y además, se podría haber ofendido"Cuando estaba claro que había pasado algo, 2 montañeros experimentados iniciaron una operación de rescate. Se movilizaron 3 aviones y un helicóptero para las tareas de búsqueda. Pero no lo encontraron. Incluso, a los pocos días, su mujer, Kimi Chan, junto con un grupo de alpinistas japoneses, volaron desde Tokio para tratar de encontrar algún rastro. Fue en vano. Naomi Uemura desapareció en el Monte Denali sin dejar ningún rastro. Y así, aquel japonés bajito se convirtió en un mito!


Por cierto, el CD del que os hablaba al principio me gustó mucho, y aún ahora, lo sigo escuchando muchas veces cuando abro el atlas (o el Google Earth) y me pongo a viajar "virtualmente". 
Algunas canciones las podéis escuchar aquí.

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