martes, 3 de marzo de 2015

Ogasawara: las Galápagos de Oriente


Ya que desde que empecé el blog, las propuestas que os he hecho han sido ligeramente "moviditas", con aproximaciones imposibles a aeropuertos minúsculos, o caminatas por caminos impracticables, hoy os vais a poder relajar. La propuesta de hoy es un viaje a unas islas que, pese a que para los occidentales son bastante remotas, para acceder el viaje es largo pero tranquilo, confortable i, eso sí, peculiar.

Y es que el post de hoy nos lleva a las Islas Ogasawara.

Este grupo de 30 islas subtropicales están situadas a unos 1.000km al sur de Tóquio. En Occidente su nombre es Islas Bonin, y de todas ellas, sólo dos están pobladas, Haha-jima y Chichi-jima, que es donde se encuentra la principal población.



Y qué tienen de remoto estas islas? Para empezar, el viaje es, para un occidental, bastante curioso: La única manera de llegar a las islas Ogasawara es mediante un hidroavión militar, o bien en barco. Para poder optar a la primera opción necesitas, o bien ser el Gobernador de Tóquio (Ogasawara pertenece a la prefactura de la capital), o bien estar ya en las islas y que te coja un infarto repentino de corazón (se aceptan también otras emergencias médicas). La segunda opción, el barco, es pues la más plausible.



Desde el puerto de Tóquio sale, cada semana el Ogasawara Maru, un ferry de la compañía Ogasawara Kaiun que en 26 horas us llevará a Chichi-jima. Si compráis el billete de primera clase podréis disponer de cabina para 4 personas, pero si compráis billete de segunda clase, en vez de disponer de cabina, se os va a asignar un número. Cuando llega la noche, debéis dirigiros a una de las dos salas del barco especialmente habilitadas, y, con el número que os han dado, tenéis que buscar vuestra colchoneta. Sí, sí, tendréis el privilegio de dormir en una colchoneta en el suelo al más puro estilo japonés al lado de 124 personas más. Imaginaros una sala llena con un centenar de japoneses limpios y educados preparados para irse a la cama; vuestros vecinos alrededor de vuestra colchoneta os saludarán educadamente con una inclinación de cabeza antes de echarse con su cabeza a 10 centímetros de vuestros pies (o sus pies de vuestra cabeza). El resto del viaje discurre sin oir ni leer ni una palabra que no sea japonés, y es que en el barco es muy difícil encontrar ninguna indicación o ningún miembro del personal que hable inglés, o así lo explica Lee Abbamonte ensu relato de la travesía.



La historia de las islas Ogasawara es muy peculiar;pese a que estuvieron habitadas durante la prehistoria, quedaron despobladas durante muchos siglos. Los primeros europeos que las descubrieron fueron los navegantes españoles durante el siglo XVI, pero con las limitaciones de la cartografía del momento (no se podía establecer la longitud con precisión; una idea para otro post), las islas "aparecían y desaparecían" al estar mal situadas en los mapas.

Aunque reclamadas por los japoneses, las islas continuaban deshabitadas, y de ahí sale el actual nombre occidental de las islas, ya que Bonin viene de la palabra mujin que en japonés significa "deshabitado". Hasta que llega el año 1830, en que un americano residente en las islas Hawai, Nathaniel Savory, desembarca en Chichi-jima con 30 personas, entre americanos, ingleses, daneses y hawaianos, con la idea de colonizar las islas. Y realmente la colonia fue progresando a pesar de algún episodio truculento. Nada del otro mundo: Savory se enfrentó con su compañero de expedición, Matteo Mazzara, la discusión terminó con la muerte de este último y Savory convertido en nuevo Gobernador de las islas Bonin en lugar del difunto Mazzara. Pero todo esto no dejaba de ser una nimiedad en la época, y el gobierno americano ratificó Savory como Gobernador.

E incluso cuando los japoneses desembarcan en las islas para decir "Eh, que estas islas eran nuestras", en el año 1861, y teniendo en cuenta que en las islas no vive ni un solo japonés, vuelven a ratificar a Savory como gobernador de Su Majestad Imperial. Es lo que le llaman un "superviviente nato" que termina muriendo a los 80 años. Su tumba todavía se puede visitar hoy en el cementerio de Chichi-jima.

El resto de la población de origen occidental o hawaiano se acabó mezclando con los recién llegados japoneses, por lo que todavía hoy se puede encontrar habitantes de las islas con un ligero aspecto mezcla de occidental, japonés y hawaiano. Además, el idioma local es un criollo, formado a partir de un idioma, el japonés, con gran cantidad de palabras incorporadas de otro idioma, que ene ste caso sería el inglés, y llamado OML, o Ogasawara Mixed Language (otro ejemplo de criollo pero mucho más "light" es el catalán que se habla en Menorca con palabras inglesas incorporadas).

Habitantes de Ogasawara de origen europeo y hawaiano

Bueno, volvamos al ferry. Después de una incomparable noche durmiendo en el suelo con 120 personas más, el Ogasawara Maru llega a la isla de Chichi-jima. La bahía es bastante cerrada, y la isla es montañosa y con bosques muy frondosos, con una imagen similar a la que podemos tener de las islas Hawai. La única población de la isla, Omura, es un pequeño pueblo de menos de 2.000 habitantes, con aspecto de pueblo de pescadore , pero con todo limpio y ordenado al más puro estilo japonés.

Como actualmente, la economía de las islas se basa en el turismo, Omura tiene una buena oferta de pequeños hoteles y muchos B&B, sin lujos pero muy pulcros y ordenados, así como gran cantidad de pequeños restaurantes a precios muy asequibles.... excepto la Coca-Cola, que por alguna razón desconocida, si la solicitas en un restaurante te puede costar 10 €. Como peculiaridad, al sushi de las islas Ogasawara no se le pone wasabi, sino mostaza.

Eso si, tened en cuenta que en la isla, incluso en hoteles y restaurantes, la presencia y el conocimiento del inglés es casi nulo !


Es muy fácil desplazarse por esta isla; aunque se puede alquilar un coche, la isla es tan pequeña que alquilando un scooter es suficiente para acceder a todos los puntos y playas de Chichi-jima. Y realmente vale la pena! Es un paraíso de playas tranquilas (por no decir desiertas), bosques frondosos, tranquilidad, silencio y un lugar espléndido para ver pájaros raros e incluso, desde la costa, se pueden observar ballenas. Y es que las islas están separadas de cualquier continente desde su formación, hace 48 millones de años. Así pues, la fauna y la flora ha evolucionado aislada del resto, tal y como ha ocurrido en las islas Galápagos, y así, hay especies, sobre todo de aves, que sólo viven en Ogasawara (y en algunos casos, sólo en una de las islas).


Si la multitud de Chichi-jima (2.000 habitantes ) os estresa, siempre se puede coger el Hahajima Maru, el ferry que en 2 horas te lleva a la otra isla habitada del archipiélago: Haha-jima. La pequeña isla es otro paraíso de aguas turquesas con sólo 450 habitantes. Excepto algún B & B, el único hotel es el Nanpu, en la línea habitual de minimalismo japonés pero con todo tipo de comodidades.

Si después de pasar unos días en este edén remoto, se os hace difícil iros, la tradición local lo hará un poco más complicado: cuando cada semana, el Ogasawara Maru abandona el puerto de Futami, en Chichi-jima, una flota de barcas, los "Goodbay Boats" salen a acompañar el ferry con la gente diciendo adiós como si del barco del emperador se tratara.

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