lunes, 9 de marzo de 2015

Siguiendo la Cruz del Sur con Su Graciosa Majestad (y 5)

Estamos a las puertas de la Antártida. El periplo siguiendo la Union Jack por el Atlántico Sur toca a su fin y, la proximidad a la Antártida, hace de esta última parada un lugar bastante inhóspito. Estamos en la isla Georgia del Sur: frío, nieve, ballenas, y el descenso en trineo más dramático de la historia!


La isla de Georgia del Sur está a unos 1.400km al este de las Islas Falklands. Sola, aislada en medio del Océano, en un punto ( 54ºS ) que oficialmente aún se considera "el sur del Atlántico". Pero sinceramente, viendo un mar de color gris oscuro, temperaturas glaciales y las olas de los "furiosos cincuenta", formalmente será el Atlántico o el que quieran, pero en realidad la isla parece en pleno Océano Antártico.

La isla es alargada y estrecha; aunque tiene más de 160km de punta a punta, de ancho apenas llega a los 35 km, pero es que además, es extremadamente montañosa: 11 picos por encima de los 2.000m, y de los cuales uno, el Monte Paget, se acerca a los 3.000m. Es como si bajaras el Aneto y al pie te encontraras la playa!


Y quien vive aquí? Pues prácticamente nadie. Bueno, nadie es originario de Georgia del Sur, pero hay quien vive por "motivos profesionales". Dejadme que os explique la (poca) historia de la isla y entenderéis el porqué:

La isla fue avistada ya en el siglo XVII por navegantes británicos y españoles. James Cook dio la vuelta a la isla ya bien entrado el siglo XVIII y más tarde, la isla sirvió como base temporal para la caza de focas. A principios del siglo XX, un noruego, Carl Anton Larsen estableció en la isla la primera base permanente para la caza de ballenas. A pesar de estar en el Atlántico Sur y en territorio británico, Larsen puso un nombre bien noruego al asentamiento: Grytviken. Con los años, aparecieron otros asentamientos más o menos grandes por la isla: Stromness, Husvik ... Alguien definió estos asentamientos como "osarios gigantes hirviendo en vaselina", debido a las condiciones en que se trataban y procesaban las ballenas cazadas. Otras "evocadoras" palabras hacían referencia a los trabajos de procesamiento de las ballenas y los "fétidos vapores que emanaban, mezcla de olor nauseabundo de pescado pasado, basuras y curtido de pieles"!


En los años 60 cerraron las últimas estaciones balleneras que aún estaban en funcionamiento y la isla quedó habitada sólo por un destacamento científico en los alrededores de Grytviken. Pero como os contaba en el post anterior, cuando en 1982 los argentinos invadieron las Falklands, ya que estaban puestos, también se apoderaron de Georgia del Sur o, como ellos la llaman, Isla San Pedro (con esta manía de poner nombres tétricos o del santoral los nuevos descubrimientos). Cuando los británicos los echaron, dejaron en King Edward Point, cerca de Grytviken, un destacamento que, en la actualidad, varía entre las 15 personas en invierno y 30 en verano.


Los cruceros turísticos que se dirigen hacia la Antártida suelen hacer una breve escala en Grytviken. Los turistas, cuando bajan del crucero, pueden visitar la antigua estación ballenera con la mayoría de sus edificios destartalados, y los pocos que todavía están en condiciones, como la iglesia, o el museo de Grytviken. El otro punto turístico en Grytviken es el cementerio. La mayoría de tumbas corresponden a trabajadores de la estación ballenera, pero hay una tumba en la que no hay enterrado ningún ballenero, y que hace que los turistas que visitan Grytviken peregrinen con devoción para rendir allí homenaje. Y la razón es que en Grytviken está enterrado Sir Ernest Shackleton!



Me permitiréis, pues, que la segunda parte de este post lo dedique a relatar una de las aventuras más épicas de toda la exploración polar, y que ha hecho que Shackleton sea una de las figuras a quien más admiro.

"Se buscan hombres para viaje peligroso. Salario escaso , frío intenso, largas horas de oscuridad. Pocas opciones de volver sano y salvo. Honor y reconocimiento en caso de éxito"

Este es "el atractivo" anuncio que se publicó en un periódico de Londres para reclutar personal para la expedición que el experimentado Sir Ernest Shackleton organizaba para 1914. Llamada "Expedición Trans-Antártica Imperial", se proponía cruzar la Antártida desde uno de los extremos hasta el otro, pasando por el Polo Sur.


28 hombres se dirigieron hacia el Mar de Weddell, en la Antártida, a bordo de un barco llamado, premonitoriamente, Endurance (resistencia). La última escala del barco antes de dirigirse a la Antártida fue en Georgia del Sur, en Grytviken, el 5 de noviembre de 1914. A partir de ahí, las cosas se empezaron a torcer: un verano antártico con una excepcional cantidad de hielo dejó encarcelado el Endurance entre la banquisa. El barco ya no se podía gobernar y se movía hacia donde lo llevaba el movimiento del hielo. En varias ocasiones intentaron liberarlo abriendo pasos entre el hielo; pero las jornadas extenuantes sólo les permitían avanzar unos pocos cientos de metros mientras que el hielo era capaz de desplazar el barco unas cuantas millas sin esfuerzo.


La tripulación pasó el verano antártico de 1914-1915 con el barco atrapado en el hielo, pero entre risas, carreras de trineos y partidos de fútbol sobre la nieve, las semanas discurrieron sin que el riesgo que corrían se hiciese notar. Cuando, en marzo de 1915, Shackleton se dio cuenta de que les tocaría pasar el invierno antártico igualmente atrapados (y en la oscuridad más absoluta), hizo cambiar la rutina a toda la tripulación. Se trataba de mantenerlos ocupados para evitar perder la moral haciendo ejercicio, entrenamientos, cuidando los perros y manteniendo todo el equipamiento en perfecto estado. Aún así, la mayor parte de los días los pasaron encerrados dentro del barco mientras leían, escuchaban música o representaban obras de teatro mientras afuera la noche antártica se alargaba durante semanas.


Por desgracia, en septiembre de 1915, con la llegada de la primavera, el hielo se volvió a mover, pero en lugar de liberar el barco, comenzó a comprimirlo. La madera del casco del Endurance crujía y gemía como si de una tortura se tratara y los días posteriores se comenzó a inclinar. El 27 de Octubre, la situación era tan precaria que Shackleton dio la orden de abandonar la nave. Se quitó todo el equipamiento, suministros, comida, municiones y todo lo aprovechable y se montó un campamento sobre el hielo, junto al moribundo barco. Cuando el barco se hundió, el objetivo de la "Expedición Trans-Antártica Imperial" se abandonó; el nuevo objetivo era volver a casa sanos y salvos. Tras darse cuenta de que difícilmente la deriva del hielo los conduciría hacia la dirección deseada, optaron por avanzar andando. Se cargó todo el material posible sobre las tres barcas que se habían salvado del Endurance y comenzaron a caminar sobre el hielo tirando de los botes y todas sus pertenencias.


Las crestas de hielo formadas por la presión de la banquisa hacían que avanzaran penosamente . En 3 días lograron avanzar 3 kilómetros. En otras ocasiones, todo lo que caminaban no servía de nada debido a que la deriva del hielo los conducía en dirección contraria. Hacía más de un año que habían zarpado de Grytviken. Durante aquel febrero de 1916, la comida comenzó a escasear y Shackleton se vio obligado a ordenar que se sacrificasen los perros, ya que consumían demasiada comida. La deriva del hielo les había alejado de los primeros objetivos: la tierra firme de la Antártida o Paulet Island. El movimiento del hielo les había llevado demasiado hacia el norte y ahora sólo quedaban dos opciones: Clearence Island o Elephant Island.


La noche del 8 de abril de 1916, mientras los 28 hombres dormían, el hielo bajo sus pies se abrió sin avisar; de pronto, el banco de hielo se convirtió en mar y tuvieron el tiempo justo para poner las tiendas y los víveres encima de los botes. Remaron durante tres días seguidos hasta divisar Elephant Island. La costa de la isla, sin embargo, estaba llena de rocas y tratar de acercarse era un suicidio que probablemente acabaría con las barcas quebradas entre las rocas. El 14 de abril, los hombres estaban exhaustos; llevaban días sin dormir ni prácticamente comer, y Shackleton optó por arriesgarse. No tenía otra opción que intentar un desembarco en la isla y, por suerte, un día más tarde, uno de los botes descubrió una pequeña playa que les permitiría desembarcar. Era la primera vez en 18 meses que pisaban tierra firme.


Pero qué tierra firme! Elephant Island era una roca helada alejada de cualquier ruta marítima y que sólo podía ofrecer a los hombres del Endurance frío, humedad, rocas y pingüinos! Era necesario, pues, salir de aquella isla. Con las corrientes marinas de la zona, la única posibilidad era una travesía loca de 1.300km hasta la isla Georgia del Sur. Pero con un riesgo: si la navegación no era perfecta y no acertaban la dirección exacta de la isla; es decir, si se pasaban de largo Georgia del Sur, ya no había nada más: el Océano Atlántico y, a más de 2.500km, las costas de Sudáfrica. Había pues que acertar y sólo tenían una posibilidad ya que no podían dar media vuelta debido a que la corriente es demasiado fuerte para navegar en contra.


Después de 14 días de navegación con olas de hasta 10 metros, los 6 hombres a bordo del bote James Caird, comandados por Shackleton mismo, avistaron Georgia del Sur y desembarcaron en una pequeña caleta. Pero como "las desgracias nunca vienen solas", les quedaba llegar hasta un lugar habitado y Stromness o Grytviken estaban al otro lado de la isla. Era imposible circunnavegar la isla ya que las fuertes corrientes los hubieran enviado al Océano abierto. Era necesario, pues, cruzar la isla andando. Shackleton seleccionó dos hombres para acompañarlo y empezaron a trepar montaña arriba por una isla que nunca había sido cartografiada y, mucho menos, atravesada. Caminaron todo el día subiendo montañas nevadas con unos zapatos y ropa de abrigo prácticamente inexistentes. Shackleton obligó a sus dos compañeros a caminar también durante la noche, ya que sabía que si se dormían, ya no volverían a despertarse. A la mañana siguiente, el 21 de mayo de 1916, sintieron la sirena de Stromness que convocaba a los trabajadores de la estación ballenera a iniciar la jornada.


Ahora sólo había que descender los 500m de desnivel hasta la cala donde estaba la estación ballenera Stromness. Los tres hombres estaban agotados, con síntomas de congelación, deshidratados y bordeando la pérdida de conocimiento. En un último arrebato de lucidez, Shackleton dijo a sus compañeros que se sentaran en el suelo y se dejaron deslizar ladera abajo como si bajaran en trineo. En cinco minutos avanzaron lo que les hubiera costado una agotadora jornada y que, en el estado en que se encontraban, no podían afrontar.

Imaginaros que deberían pensar los trabajadores de Stromness al ver aparecer de la nada tres hombres barbudos, vestidos como mendigos y que avanzaban tambaleándose! Al día siguiente, Ernest Shackleton empezaba a organizar el rescate de los hombres que se habían quedado atrás: en primer lugar se recogieron los tres hombres que habían quedado al lado del bote James Caird al otro lado de la isla Georgia del Sur. Posteriormente rescató a los 22 hombres que habían quedado en Elephant Island esperándolo y sin saber si había conseguido llegar a Georgia del Sur.



Después de casi 20 meses de periplo, Sir Ernest Shackleton había conseguido sacar con vida de aquella prisión blanca todos y cada uno de sus hombres. "La Expedición Trans-Antártica Imperial" había sido un fracaso pero Ernest Shackleton había subido a los altares de la exploración polar.
 
Durante los años posteriores, convertido en una celebridad en el Reino Unido y en todo el mundo, Ernest Shackleton se dio cuenta de que la vida de lujos y recepciones no estaba hecha para él. Se inventó una nueva expedición antártica con un objetivo muy indefinido. Convocó a los hombres del Endurance a los que había sacado del hielo, y una gran mayoría respondieron a su llamada. Hacia donde se dirigían, cuál era el objetivo o el salario eran lo de menos. Sabían que irían allí donde Sir Ernest Shackleton los llevara.


El 5 de enero de 1922, con el Quest, el barco de la nueva expedición, entrando en la bahía de Grytviken, en Georgia del Sur, Ernest Shackleton sufrió un ataque al corazón fulminante. Fue enterrado en el cementerio de Grytviken. En 2011 se trasladaron al cementerio las cenizas de Franck Wild, su leal lugarteniente, que había acompañado a Shackleton en todas las expediciones y que, desde ese día, descansa junto a aquel gran explorador a quien todos sus compañeros de fatigas llamaban "The Boss".


Con este homenaje al gran Ernest Shackleton y la visita a Georgia del Sur, se termina la serie sobre las posesiones británicas en el Atlántico Sur.

Para leer con más profundidad las vicisitudes de Shackleton y el Endurance, os recomiendo dos magníficos libros: La prisión blanca (Alfred Lansing) y Atrapados en el hielo (Caroline Alexander).




2 comentarios:

  1. Great post, Roger! The South Georgia islands a small world full of History. I love the melancholic ruins of Grytviken and New Stromness, the fabulous adventures and heroic feats that took place in those remote lands. Shackleton's expedition and rescue are one of Europe's most epic naval sagas.

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